Ejercicio y depresión: ¿qué nos dice la evidencia más reciente?

La depresión mayor continúa siendo una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial y afecta la calidad de vida más que enfermedades crónicas como la diabetes o los problemas cardíacos. Pese a la eficacia demostrada de la psicoterapia y los antidepresivos, el acceso sigue siendo limitado: apenas la mitad de las personas en países de altos ingresos recibe tratamiento adecuado, y la cifra desciende al 20 % en regiones de renta baja. Ante este panorama se buscan terapias complementarias que puedan implementarse de forma segura, económica y con beneficios colaterales para la salud física. El ejercicio es uno de los candidatos más prometedores. Un artículo recién publicado en The BMJ revisó 218 ensayos clínicos aleatorizados —495 brazos de tratamiento y 14,170 participantes con criterios clínicos de depresión— para identificar qué tipo y “dosis” de actividad física resulta más efectiva.

Metodología en pocas líneas

Se realizó una revisión sistemática con meta-análisis en red, lo que permite comparar de manera simultánea diferentes modalidades de ejercicio y contrastarlas tanto con controles activos (por ejemplo, cuidados habituales o placebos) como con terapias de referencia —psicoterapia cognitivo-conductual o inhibidores selectivos de recaptura de serotonina (ISRS).

Los autores incluyeron a personas de todas las edades (adolescentes a adultos mayores), con o sin comorbilidades físicas, siempre que cumplieran los umbrales diagnósticos de depresión. Este enfoque permite extrapolar los hallazgos a poblaciones diversas, desde quienes inician un cuadro depresivo hasta pacientes con enfermedades concomitantes.

Principales resultados

¿Qué ejercicios funcionan mejor? Caminar o correr, yoga y entrenamiento de fuerza mostraron reducciones moderadas-altas en los síntomas frente a controles activos. El tai chi/qigong y el ejercicio aeróbico mixto también fueron efectivos, aunque con tamaños de efecto algo menores. El baile apareció como la intervención más potente, aunque basado en pocos estudios.

La intensidad importa: se observó una clara curva dosis-respuesta: los ejercicios intensos y vigorosos (como la carrera o el entrenamiento de alta intensidad por intervalos) superaron a las actividades ligeras.

Tolerabilidad: el yoga y los ejercicios de fuerza presentaron una menor tasa de abandono, lo que sugiere una buena aceptación clínica.

Controversias sobre la comparación con antidepresivos

Las conclusiones de este meta-análisis provocaron debate porque los tamaños de efecto del ejercicio resultaron numéricamente superiores a los reportados para los ISRS. Expertos independientes señalaron que “el hallazgo de que el ejercicio aeróbico parezca más eficaz que los ISRS debe interpretarse con cautela, pues existen pocos ensayos directos y el cegamiento es casi imposible en estudios de actividad física”.

Además, un meta-análisis previo de 2022 publicado en British Journal of Sports Medicine —que incluyó 21 ensayos y 2,551 participantes— halló ausencia de diferencias significativas entre ejercicio y antidepresivos en adultos con depresión no severa, lo que subraya la sensibilidad de los resultados a las poblaciones y metodologías analizadas. Estas discrepancias ilustran la necesidad de más estudios cabeza-a-cabeza con adecuado enmascaramiento de evaluadores y seguimiento a largo plazo.

Discusión y mirada crítica

Aunque la magnitud de los beneficios coloca al ejercicio a la par de la psicoterapia y, en algunos análisis indirectos, por encima de los ISRS, la confianza en la evidencia fue baja o muy baja debido al riesgo de sesgo (falta de cegamiento y reportes incompletos) y a la heterogeneidad entre estudios. El 58 % de las comparaciones contaba con menos de diez ensayos, lo que limita la precisión para detectar sesgos de publicación. Sin embargo, los análisis de sensibilidad mostraron que ningún grado plausible de sesgo anularía los efectos observados.

Un hallazgo interesante —y contraintuitivo— fue que los programas con mayor autonomía para el paciente tendieron a obtener efectos más modestos que las prescripciones estructuradas. Ello sugiere que, en depresión, la guía profesional y la fijación concreta de objetivos podrían ser elementos motivacionales clave. Además, la efectividad varió según edad y sexo: la fuerza benefició más a mujeres jóvenes, mientras que el yoga fue especialmente útil en adultos mayores, datos útiles para personalizar los programas.

Banner conclusión

Conexión con la misión de Actipulse

En Actipulse desarrollamos tecnologías de neuromodulación no invasiva para trastornos neuropsiquiátricos. Los hallazgos de este meta-análisis confirman que las intervenciones que modulan la plasticidad cerebral —ya sea a través de estimulación magnética o del propio movimiento— comparten un objetivo común: restaurar circuitos neurales disfuncionales y mejorar la salud mental. Integrar programas de ejercicio estructurado con nuestras soluciones de estimulación magnética transcraneal podría potenciar los resultados terapéuticos, ofreciendo a los pacientes un abordaje multimodal, accesible y basado en evidencia. La sinergia entre actividad física y neuromodulación representa, así, un paso firme hacia tratamientos personalizados, integrales y centrados en la persona.